Hoy
es Día Internacional del Gato y felicito cordialmente a todos mis amigos y
amigas que tienen estas mascotas...
Durante
años mi relación con los felinos no fue nada buena. Diría que me caían gordos
por esa mirada maligna y satánica que -según yo- tenían. Además, a diferencia
de los perros, a los gatos no les gusta hacer mimos, mas bien que se los hagan,
como quien dice les gusta recibir pero no dar.
Reconozco
que incluso realicé acciones en contra de ellos. No quisiera, sin embargo,
enumerar aquí el tipo de armamento, ni las trampas que utilicé para no dar
ideas, y de paso evitar posibles demandas por "gaticidio".
Hace
muchísimos años conviví con un par de mininos a los que su dueña adoraba y
permitía que anduvieran sobre cualquier cosa: estufa, refrigerador, cama,
etcétera, etcétera... Había pelos por aquí y pelos por allá, y hasta sentía que
los malditos animales hablaban con la señora, porque luego ella se enteraba de
cosas que NADIE sabía, cosas que NADIE más había visto o escuchado, excepto,
claro, sus gatos. La doña se daba el gusto de recitarme lo que yo había hecho o
dicho con lujo de detalles, como si me hubiera monitoreado un Big Brother.
El
caso es que mis mejores años de "gati-fobia" han quedado en el pasado
y ahora ya no veo tan mal a estos animalitos; y conste que escribí
"gatifobia", que es una palabra que no existe en el diccionario,
porque lo mío no era miedo a los gatos (ailurofobia), sino rencor a ellos.
Hoy
los veo y me digo a mi mismo: Bue, no están tan feos... Ya los tolero más,
especialmente desde hace un año y medio... Y bueno, después de este YO CONFIESO
debo aclarar que hoy los gatos ya me empiezan a simpatizar.
Francisco
Verdayes Ortiz
fverdayes@hotmail.com
Cancún,
Quintana Roo, México.
20
de febrero de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario