Se
acerca diciembre y empieza mi martirio… Se supone que diciembre es un mes bello
por todo lo que representa; bueno, lo que supuestamente debe representar que es
el nacimiento del niño Jesús, pero créanme que eso es en lo que menos piensa la
gente.
Diciembre
es el mes del compra, compra, compra, del gasta, gasta y gasta, y del come,
come y come, y sigue gastando, pues tendrás once meses para pagar.
Para
mí no existe nada más terrible que ir a la plaza y escuchar por todos lados
villancicos (yo le digo cancioncitas) que ni siquiera son nuestras, que no
forman parte del entorno, de nuestra cultura y de nuestra identidad, con
imágenes de un invierno nevado que no tenemos en esta tierra tropical; con
árboles de pino que ni en sueños aparecen en la costa, y ver por todos lados
anuncios de ventas.
Ahora
que, si te quedas en casa, peor tantito. Los comerciales televisivos te hacen
sentir una cucaracha miserable porque no tienes para comprar un carro de
méndigos 200 mil pesos, una ganga.
Para
donde voltees todo te indica que tienes que sacar la cartera y pagar, pagar,
pagar. En el trabajo o en la escuela; incluso en la casa, hay intercambios de
regalos, y hay que entrarle.
Diciembre
es el mes de las Posadas y las cenas de Navidad y de Año Nuevo, más la rosca
del Día de Reyes que ya desde ahorita debes considerar. Luego, al final de la
temporada decembrina, te darás cuenta que con tu aguinaldo sólo pagaste –en el
mejor de los casos– el 50 por ciento de tu añeja deuda, cuyo saldo se sumará a
los gasto del nuevo invierno, porque resulta que te compraste toooodooo lo que
más querías y encima recurriste a las tarjetas de crédito pues no te alcanzó el
efectivo.
¿Qué
pasa cuando decides que lo primero que saldrá de tu cartera será el pago de las
deudas; las reparaciones que se requieren en la casa, la compra de seguros
médicos y de vida? ¿Qué pasa si decides hacerte los estudios clínicos que tanto
necesitan tú o tus hijos? ¿Y si en vez de comprar un coche reparas el que
tienes? ¿Qué pasa si de pronto no le entras al intercambio de regalos y no
asistes a todas las posadas habidas y por haber?
Si
esto ocurre, brother, no existe la menor duda: ¡Eres un Grinch, un amargado, un
antisocia!!!
Francisco
Verdayes Ortiz
fverdayes@hotmail.com
Cancún,
Quintana Roo, México
23
de octubre de 2012
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