En
la política lo más importante es la percepción….
Esto
significa que NO importa lo que somos sino lo que la gente cree que somos. Partiendo de esta premisa los gobernantes se
gastan cualquier cantidad de dinero para convencer a sus gobernados que ellos son
la “neta del planeta”, los “elegidos de Dios”, los “Uyuyuy”, los que han logrado
lo que nunca antes alguien pudo lograr, e incluso se sienten his-tó-ri-cos y ya
quieren patentar el hilo negro y el agua tibia.
Los comunicados sobre sus
actividades –cual cartita de amor– nos
deben derretir y hasta hacernos sentir mal por imaginar; suponer; pensar, que
nomás se estaban gastando el dinero a lo puro tarugo.
Mención especial merecen sus informes de
gobierno en los que logran decirnos en dos o tres horas lo que a nosotros nos
cabría en la lista del súper… Son tantas
sus acciones y tantos sus logros que a veces me pregunto ¿En dónde estuve yo en
este año? Es como si me hubiera quedado dormido a la mitad de la película y
despertara justo en los créditos, cuando aparece una lista interminable de
nombres: que si el operador, el iluminador, el ayudante de micrófono, el
ambientador, etcétera, etcétera…
En resumidas cuentas los políticos viven
de lo que la gente piensa que han hecho y no de lo que realmente han hecho, por
eso se la pasan, como decimos coloquialmente, “cacareando el huevo”.
Me imagino cómo pudiera ser el informe anual de un ama de casa, de clase baja-media,
con un marido y un par de hijos:
“Queridos hijos, estimado marido,
vecinos que nos acompañan: En este periodo preparamos 1,095 comidas, entre
desayunos, almuerzos y cenas. (OJO: Está
prohibido hablar en primera persona y en singular para no verse petulante)…
Lo que equivale, a que en este año
lavamos, en promedio: 4, 380 platos extendidos, 4,380 platos hondos, 4,380
vasos, y 13, 140 cubiertos, entre cucharas, cuchillos y tenedores…”
Luego vendría el desglose del lavado de
ropa (por piezas o por docenas), el planchado (igual), la trapeada y la barrida
(por metros cuadrados), y las idas al súper (por metros o por kilómetros).
Si las amas de casa utilizaran la
técnica de los cautivadores informes de gobierno de nuestros políticos, sabrían
que a los 30 minutos de discurso continuo el público pierde la capacidad de
entender, es decir que captamos el sonido pero no entendemos el mensaje, y ese
es el momento justo en el que nos pueden repetir íntegramente el informe sin
que lo notemos. El número de kilómetros de concreto hidráulico utilizados en
nuestros calles podrían convertirse en miles de metros, millones de centímetros
o trillones de milímetros.
Las amas de casa bien podrían
presentarnos informes de labores, anuales –sin inflar los números–
verdaderamente impresionantes. Y estoy hablando de un ama de casa que no sea profesionista,
que se dedique exclusivamente al hogar y no tenga la ayuda de la “muchacha”, la
nana, la mamá o la suegra.
Los políticos se han acostumbrado a que
les aplaudamos por hacer lo que es su obligación. Las amas de casa, en cambio,
jamás harían este informe hipotético que planteo, porque de realizarlo, así sin
falsear, caeríamos arrodillados ante ellas diciéndoles: Discúlpame amor y yo
que pensé que solo te la pasabas viendo a la “señorita” Laura…
Bueno, bueno, no
está demás que de vez en cuando todos cacareamos el huevo.
Francisco
Verdayes Ortiz
Cancún,
Quintana Roo, México
10
de marzo de 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario