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miércoles, 22 de febrero de 2012

UN DESAYUNO-ALMUERZO QUE CASI TERMINA EN CENA



* Del “Palacio” a “Las 30-30”...


POR FRANCISCO VERDAYES ORTIZ


MÉXICO, D.F. SÁBADO 18 DE FEBRERO DE 2012.- Cual provinciano recién desempacado llegué al restaurante “Palacio” que se encuentra al pie del majestuoso edificio del World Trade Center de la Ciudad de México...
El reloj marcaba las 9:50 horas y entré al baño del mencionado establecimiento, un poco para perder tiempo (“ajuste” le llaman los políticos) y un poco para aligerar el cuerpo (“echar el nervio”, dicen los menos cultos).
Como la cita era a las 10 de la mañana pensé –inocentemente– que cuando saldría ahí estarían mis compañeros de la gloriosa Escuela de Periodismo Carlos Septién García, no fue así. Sin embargo, como suele ocurrir en estos casos el corazón hizo caso omiso de la razón y empecé a justificar a todos, al grado de echarme la culpa por haber llegado tan DEMASIADAMENTE puntual, finalmente el único responsable era yo: Si dijimos a las 10 de la mañana por qué demonios tenía que haber llegado precisamente a las 10 de la mañana.
A las 10 horas con 10 minutos ya me empezaba a sentir como novia de pueblo. Volteaba hacia la izquierda, no, no, mejor a la derecha, quizás detrás de mí, e  incluso me atreví a alzar la mirada al cielo pensando para mis adentros: “Estos chilangos son capaces de hacer cualquier cosa con tal apantallarme”.
A las 10 de la mañana con 20 minutos ya era presa del delirio… Los veía llegar en todas direcciones pero no, no eran ellos. Incluso juraba que Pedro Soria venía cruzando Insurgentes, lo mismo Cristina Ayala, y en un par de ocasiones me pareció ver a Míriam Reyes Gaxiola “Miris Maravilla”. El caso es que lo de Pedro Soria fue grotesco porque a la distancia le señalé mi reloj de pulso recriminándole que llegaba tarde y conforme el tipo se acercaba me di cuenta del enorme parecido con “El Españolito”;  pero aquel Soria que dejé de ver en 1988.
Tomé el celular y me conecté al Facebook, busqué el grupo de la Septién García y lancé un grito desesperado: “Ya estoy aquí y no hay nadie… ¿Era aquí o era en Cancún?” – pregunté… En cuestión de segundos llegó una respuesta reconfortante: “Ya voy”, era María Cabadas (“Coty” para los cuates)… Sus palabras fueron como un oasis en el desierto, la luz al final del túnel,  y como me dijo “ya voy” pues pensé que vivía ahí, tan cerca como la colonia Nápoles, curiosamente su apellido materno, pero luego supe que la famosa “Coty”  vive por el aeropuerto y APENAS estaba saliendo de su casa…. Buuaaaa!!!…

EMPEZARON A LLEGAR

A las 10 y media de la mañana el demonio ya se había apoderado de mi alma ¡¡¡Grrrrr!!!… “De seguro estos malditos ya desayunaron y yo soy el único menso que vengo con el estómago vacío…” –pensé.  Entré al “Palacio” pedí un café y una pieza de pan y justo cuando me lo servían apareció en escena “Miris Maravilla”… Luego llegó Elizabeth Vaca Ramos, y detrás de ella Alma Gabriela Yáñez Villanueva con su hijo Emiliano (No Maximiliano eh???)… Como ya éramos varios “muchachos” nos cambiamos a una mesa más grande y entonces ¡¡¡Claaan!!! la primera gran sorpresa de la mañana: El arribo de Rosario Valeriano Colín (“Chayito” para la banda) que nunca confirmó su asistencia al desayuno pero que indudablemente nos hizo sentir muy bien porque es una mujer hermosa por fuera y por dentro.
No sé cuánto tiempo haya pasado pero el siguiente invitado en llegar fue ni más ni menos que el “Salvatore de la Patria”, el orgullo de Yucatán, el mismísimo Elmer Oswaldo Ancona Dorantes, quien vive en la camotera ciudad de Puebla y según tengo entendido se roza con grandes miembros de la política.
Casi detrás de Elmer llegó Maricarmen Paredes Trejo, elegante y guapa como siempre. En poco tiempo llegó una dupla integrada por la famosa “Coty” Cábadas Nápoles y “la mujer de la voz estereofónica” Norma de la Sancha García quien se la vive recorriendo todo el país. A veces está en el norte, a veces en el sur pero se da sus mañas para siempre estar con nosotros en las reuniones del grupo.
Hasta ahí parecía que ya éramos todos y que las emociones fuertes se habían terminado pero luego apareció Federico Rojo luciendo tremenda cola… No, no, no, no, no por favor, no de la que ustedes están pensando, el compañero Rojo iba solo pero con un look moderno de pelo corto con cola de caballo… Minutos después hizo su arribo José Gil Chávez Carrasco, conocido “rompecorazones” del grupo, a quien en cada reunión se le descubre un romance nuevo. Tal vez eso explique por qué muchas (y “muchos”) ya no asistan, por temor a ser descubiertos.
Al final, y con postura de “así soy y qué” llegó Lola Corrales Soriano con su hija “Lula”…. En todas las reuniones que ha habido, Lola se ha caracterizado por ser la última o la penúltima en “caerle”, aún así, es una de las compañeras consentidas del grupo y de esas que son el alma de las fiestas.
Es increíble observar como a 24 años de haber egresado de  los estudios de periodismo, el grupo generacional ahora es mucho más sólido. Antes éramos compañeros hoy – sin temor a exagerar– somos una hermandad. Nos platicamos de cómo nos ha ido en la vida sentimental, a unos bien a otros mal. Hablamos de los hijos que es un tema que hace 28 años –cuando iniciamos la licenciatura– no estaba en nuestra agenda.
Hablamos de los que somos y de los compañeros que lamentablemente ya  “perdimos”, y no porque se nos hayan adelantado en el viaje del eterno descanso, no,  gracias a Dios hay un sólo reporte (Francisco García Fandiño), sino porque ya son tan famosos y tan importantes (los compañeros “perdidos”) que difícilmente los volveremos a tener en nuestras filas.
Hablamos de los “compas” que hemos visto y de los que –esos sí– están literalmente desaparecidos. Curiosamente 24 años después venimos a interactuar como equipo. Lo que no sabe uno, lo sabe el otro. Hay compañeros de quienes no recordamos nada: desfilan los nombres de los que estudiaron en la tarde y en la mañana. Las bromas están a flor de piel porque hasta esos momentos nos enteramos quién anduvo con quién. Cuál fue el resultado de la última borrachera, perdón de la última reunión, la del 27 de agosto de 2011…

LA REUNIÓN DE LOS 25 AÑOS


Finalmente abordamos el tema central del desayuno: la reunión del próximo año, contemplada para llevarse a cabo en el mes de julio. Fecha en la que habremos de celebrar los 25 años de haber egresado de la carrera de periodismo. Estos fueron los acuerdos:



FECHA:
Julio de 2013
LUGAR:
Club de Periodistas (Filomeno Mata)
CÓDIGO DE VESTIR
Formal pero no de esmoquin
HORARIO:
Nocturno (8 de la noche)
MÚSICA:
En vivo
FOTO DEL RECUERDO
En El Caballito, repitiendo la escena del día de la entrega de los diplomas.
MAESTRO DE CEREMONIAS
Francisco Verdayes Ortiz
COMITÉ ORGANIZADOR
Míriam Reyes Gaxiola, presidente; asistida por Elizabeth Vaca Ramos, Lola Corrales y María Cabadas.
COORDINADORA DE MAESTROS INVITADOS A LA FIESTA
Se habló de que la maestra Yumín Monfort Kelly pudiera hacerse cargo de ello, siempre que se lo solicitemos y siempre que ella acepte.



OBSERVACIONES: El “Salvatore de la Patria” se lució con sus consultas de respuesta inducida: Nos preguntaba si queríamos lugar cerrado (salón) o abierto (jardín), y cuando todos coincidíamos en que queríamos un lugar cerrado nos volvía a hacer el mismo cuestionamiento  “¿Entonces en qué quedamos?”…
Si algo debe reconocérsele a Elmer Ancona es que es un maestro de la tortura psicológica, pues otro de los temas en los que insistió hasta más no poder, fue acerca de que los varones debíamos vestir esmoquin. Como el plan no le resultaba nos hizo la misma pregunta varias veces hasta desesperar a Rosario Valerio que es ejemplo de tolerancia y bondad, además de Emiliano, el hijo de Alma, a quienes casi pude “ver” en la punta de la lengua aquella frase de Quico: “¡¡¡Ya cállate, ya cállate que me desespeeeraaas!!!”…

                                                              EL 30-30

Al concluir el desayuno nos tomamos la foto del recuerdo y posteriormente Gil Chávez tuvo una maravillosa idea: que nos fuéramos a seguir la reunión a otro lado, en un lugar menos fresa… Y decidimos pasar del “Palacio” del WTC a la cantina “Las 30-30”.
            En el vehículo de Lola Corrales iban: Alma y su hijo Emiliano, “Miris Maravilla”, “Coty” Cabadas y naturalmente la propia Lola con su hija “Lula”… En tanto que en el carro de Gil íbamos Elmer Ancona y un servidor. Al llegar a “Las 30-30” Alma Yáñez abortó la misión porque Emiliano ya estaba fastidiado, mientras que “Lula” –algunos años más grandecita– aguantó la maratónica jornada en la que se habló de todo y de nada. Honestamente me sorprendió mucho la muchachita porque ya tiene oído de intelectual. Esa niña va que vuela para periodista…
Total pedimos un “pomo” que me supo a gloria de un ron llamado “Flor de Caña, Extra Dry”… Por favor, quién piense que el ron nos lo acabamos los hombres, está tremendamente equivocado, las compañeras dieron batalla épica. No me queda la menor duda de que a estas alturas del partido ha desaparecido el “sexo débil”.
Finalmente llegó el momento triste: el de los besos y los abrazos de despedida, el de los apretones de mano y emotivas palmadas en la espalda, momentos que nos dejaron  melancólicos pero con una gran ilusión, la de volverlos a ver, y todo indica que será muy pronto. ¡Abur!